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Alinear los astros para legitimar el Acueducto Independencia

Recientemente se dio una filtración de lo que en meses pasados la alcaldesa de Hermosillo, Célida López, gritó a voz en cuello: que va por la construcción del Ramal Norte, continuación del ilegal Acueducto Independencia

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Por Alberto Vizcarra Ozuna

Recientemente se dio una filtración de lo que en meses pasados la alcaldesa de Hermosillo, Célida López, gritó a voz en cuello: que va por la construcción del Ramal Norte, continuación del ilegal Acueducto Independencia, con el que se pretende bombearle agua a la expansión de los negocios inmobiliarios proyectados al poniente de la ciudad capital. La filtración presume que la alcaldesa logró, gracias a los oficios de Alfonso Durazo, los recursos federales que le permitirían realizar la obra y así echar andar en toda su capacidad las cinco bombas con las que cuenta el acueducto para extraerle 120 millones de metros cúbicos anuales al sitio del Novillo.

Se afana la alcaldesa en proyectar una alineación de los astros que permitiría legalizar lo ilegal, pues pesan sobre el acueducto litigios irresueltos y opera sin Manifiesto de Impacto Ambiental y con observancias de la Suprema Corte de Justicia, que siendo atendidas por las autoridades responsables, serían suficientes para la suspensión o cancelación de la obra. Al parecer, como buena heredera del padresismo, a Célida López no le interesa mucho la legalidad, prefiere adherirse a la doctrina del hecho consumado y del tráfico de influencias.

En su momento la misma alcaldesa presumió pláticas con lo que ella dio llamar “las gentes del sur”, para decir que estaban dispuestos a negociar la entrega del agua a cambio supuestas compensaciones económicas. Tales desenlaces se entienden mejor conociendo esta resumida historia:

En abril del 2012, en la parte alta de la campaña electoral por la presidencia de la república, López Obrador visitaba el municipio de Cajeme, en donde realizó su habitual concentración y luego se regresaría al aeropuerto para abandonar la ciudad. En esas mismas fechas, el movimiento social en la defensa de las aguas del Río Yaqui que amenazaban ser desviadas a la ciudad de Hermosillo con la construcción del Acueducto Independencia, se encontraba en plena confrontación con el abusivo gobierno de Padrés, quien ya para entonces había dado muestras claras de que no respetaría la ley porque  contaba con la descarada complicidad del presidente Felipe Calderón, para imponer por la fuerza lo que el camino de la legalidad les impedía.

Algunos compañeros del movimiento, consideramos oportuno acercarnos al entonces candidato Andrés Manuel López Obrador, para plantearle la gravedad de los hechos, en espera de contar con su respaldo moral y político, y por supuesto que él condenara los atropellos del gobernador Padrés y su contubernio con Felipe Calderón. Amigos que eran parte de la coalición que los postulaba a la presidencia, nos ayudaron para procurar un espacio en el aeropuerto y que el candidato nos escuchara. 

La reunión con López Obrador se desarrolló en forma muy improvisada. El candidato utilizaría una de las mesas del restaurante del aeropuerto para esperar un vuelo que venía retrasado; no obstante eso, descuidó la amabilidad de invitarnos a la mesa para sentarnos a platicar. Sostuvimos el intercambio de pie. Le hicimos un planteamiento de la situación partiendo de la problemática hídrica de Sonora y del país, ubicando la importancia estratégica del Valle del Yaqui en la producción nacional de alimentos, sin dejar por fuera las ilegalidades cometidas por el gobierno de Padrés y de Calderón, así como las afectaciones que esto le ocasionaba a la Tribu Yaqui. 

El entonces candidato, ahora presidente, escuchó trasluciendo un dejo de desdén. A la hora de su respuesta no incorporó ninguno de los elementos planteados. Simplificó todo: redujo la problemática hídrica de Sonora a un pleito de los ricos del norte contra los ricos del sur. Nos quedamos con la interrogante de quién le metería en la cabeza esa simplificación del problema, y no fuimos muy lejos por la respuesta. Terminando la reunión con el candidato, platicamos con Alfonso Durazo. Repitió lo mismo que López Obrador, pero además justificó la construcción del acueducto diciendo que era bueno que se beneficiara a los usuarios de la cuenca alta del Río Yaqui con la compra de derechos de agua por parte del gobierno de Padrés.

Los astros que ahora se alinean y buscan cobijo en la Cuarta Transformación, son los mismos que presumió el gobierno de Padrés con Calderón, pero, con todo y eso no han logrado legitimar el Acueducto Indepedencia, mucho menos que la Tribu Yaqui, la base de los productores rurales y la gran mayoría de los ciudadanos de Cajeme aceptemos una negociación que nos aleja de la solución y deja sin futuro a la región y a Sonora.