Sin lugar a dudas, en México y justo en la cuarta transformación hay víctimas de primera, de segunda y de tercera
Juana María Olguín
Sin lugar a dudas, en México y justo en la cuarta transformación hay víctimas de primera, de segunda y de tercera. Por supuesto que son las características de las víctimas de Bavispe, Sonora y su condición de México-americanos lo que le da el toque extraordinario, para que Andrés Manuel López Obrador los reciba en palacio nacional, junto a todos los funcionarios responsables de la seguridad pública. Los otros muertos son solo mexicanos a secas y no significan nada.
Así que posterior a la entrevista que los Langford y los Le Baron sostuvieron en palacio nacional se anunció que la Fiscalía General de la República (FGR) atrajo por completo el caso de la masacre de los nueve integrantes de ese clan, ocurrida hace casi un mes, el 4 de noviembre. De las peculiares que trascienden de esa reunión es que antes de iniciar las conversaciones hicieron una oración y todo el gabinete se arrodilló. Literal, de rodillas empezó el encuentro.
Anoche en la mesa de periodistas del programa Primer Plano, del canal 11 del Instituto Politécnico Nacional (IPN) Sergio Aguayo, aseguró que en México operan 289 cárteles, casi tres centenares de grupos criminales. Que tan solo una de las poderosas organizaciones, de las más sanguinarias se desintegro en 26 nuevas estructuras delictivas. De ese tamaño es el grave conflicto en esta guerra sin control que se libra a lo largo y ancho del país.
Así el día domingo, primero de diciembre, mientras López Obrador festinaba su llegada al poder, también la delincuencia instaló uno de los peores récords mortales con el asesinato de 128 seres humanos, selló así lo que ya se sabe que 2019 será la madre de todas las desgracias con los miles de homicidios dolosos. Ese día dicen que el titular del poder ejecutivo pidió un año más para pacificar al país. Le alcanzarán 365 días, pero para qué se apresura, le restan 5 años al frente del gobierno, debería administrar mejor ese tiempo y dar resultados.
Ayer un poco después de la entrevista sostenida con los Le Baron y langford, la secretaria de gobernación, Olga Sánchez Codero dio a conocer que el caso sería atraído en su totalidad por la Fiscalía General de la República (FGR), justificó diciendo que: “se combinaron varias cosas por las que lo atrajo: primero, por la doble nacionalidad de la familia; segundo, porque es delincuencia organizada porque hay un tema de carteles y porque, además, no podemos desprender los homicidios de carteles que están en la región” Las muertes de los 128 del domingo primero de diciembre, fue ¿jueguito de muchachos? Una de las masacres fue en Villa Unión en Coahuila que dejó saldo de 23 muertos y contando.
Qué lástima que nadie se acuerde de los años en que gobernó Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón, y Enrique Peña Nieto y todo lo que opiné de ellos. Hablé de todo lo que creí eran errores garrafales que cometieron en el ejercicio del poder. Y ciertamente los riesgos estuvieron siempre latentes. Los miedos naturales de saber que el gobierno sabe cómo sacarte de en medio, tirarte del programa que sea y las empresas, listas para aceptar las “recomendaciones” que se hacían desde palacio y ahora son los fanáticos de López Obrador, malditos ojetes cobardes que entran, agreden en redes sociales y se esfuman en el sistema.
Es la naciente mafia en el poder la que tenemos que lidiar y padecer si se te ocurre decir algo en contra del nuevo “Dios sexenal”. Maldita memoria flaca que tienen estos orates y quienes ahora se sientan desde las alcantarillas hediondas del sistema a llamarte chayotera. Dioses del Olimpo, ojalá supieran bajo que circunstancias se trabaja en los medios de comunicación. Qué lástima me da que ahora estemos bajo el dominio de personajes oscuros, peligrosos que no dan la cara ¿Otra vez víctimas del sistema? ¿El mismo cochino gobierno? No pues guau. Para eso me gustaban cerotes.