El sistema fiscal es arma de dos filos con que el gobierno amenaza y extorsiona a los que declara sus enemigos, les dispensa el pago de impuestos o los acosa a través de auditorias que pueden ser salvajes, largas, para acabar con la paciencia del afectado o matarlo de ansiedad ante el acoso

Juana María Olguín
El sistema fiscal es arma de dos filos con que el gobierno amenaza y extorsiona a los que declara sus enemigos, les dispensa el pago de impuestos o los acosa a través de auditorias que pueden ser salvajes, largas, para acabar con la paciencia del afectado o matarlo de ansiedad ante el acoso. Lo insólito que sea el mismo que perdona a sus “hijos favoritos”, amigos del alma. Al pequeño negocio sangre le quieren sacar, al poderoso, le suplican por amistad un poco de amor.
Si no hubiéramos padecido en carne propia la forma rabiosa en que Guillermo Padrés y Alejandro López Caballero aderezaron a al portal de la gente.mx dos auditorías la primera de ellas en 2009, la que prolongaron por tres meses en busca de sabrá Dios qué. Hasta que según ellos dieron como perpetuar la tortura. Al final el costo de ese ataque fue de casi medio millón de pesos, para defenderte: abogado fiscalista, contadores, etc. Agresión a la que le siguieron otras tantas.
Pero fue esa misma administración estatal la que dispensó impuestos a funcionarios que ya para entonces se habían hecho de mulas Pedro y chiflaban y comían pinole, eran empleados del gobierno y ya contaban con empresas. Los nombres de los beneficiados ya para qué. Unos fuimos torturados y otros bendecidos así es la regla, siempre.
Sobre la información reciente que ha calado hondo por el tamaño de la traición, están involucradas 7 mil 885 personas y empresas que en total recibieron beneficios por 172 mil 335 millones de pesos, de este monto perdonado se beneficiaron empresas de Carlos Slim Helú, Ricardo Salinas Pliego, Eva Gonda de Rivera, María Asunción Aramburuzabala, Juan Francisco Bechmann Vidal y Carlos Hank Rhon, seis de los diez más ricos de México.
En esa tesitura hay que decir que pobrecita Yeidckol Polevnsky, secretaria general de Morena, el tonto de su contador fue quien provocó que la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) le perdonara el pago de impuestos por el orden de los 16 millones 441 pesos. Vieja cínica, descarada, como va a decir que no sabe cómo sucedió. Y el hipócrita de Andrés Manuel López Obrador no encontraba que responder ante la pregunta de los reporteros de que la líder de su partido, además de la funcionaria de su gabinete, Ana Gabriela Guevara eran beneficiarias de la trapacería.
Bailó y bailó alrededor del atril y no se le juntaban las neuronas para salvar al par de sanguijuelas, tan porquería como todos los demás bendecidos por su amigos y compadres del gobierno de ayer, de antes de ayer y el de ahora. Los jodidos tenemos que seguir trabajando para mantener al monstro.
Lo de ayer en la ciudad de México por la marcha del 2 de octubre, no tiene nombre, la violencia desatada ante un gobierno blandengue, timorato que quiere ser lindo o ¿que sigue en campaña? Es de escalofrío la mujer vestida de negro que con una mano tira solvente a un reportero, mientras que con la otra intenta accionar un encendedor. El trabajador está de espaldas y por milagro de Dios se mueve y eso permite que la cámara la grabe y la descubra en su acto criminal, luego se da a la fuga.
López Obrador amenazó con acusar con sus mamás y abuelas a los que se portaran mal en la marcha pero ahora desistió, dijo mejor que se quede así. Ah claro como nada de su propiedad se perdió, los daños físicos sufridos no son en su pellejo y los perjuicios a los inmuebles ya se repararon, con dinero de esta sociedad urgida de tanto y tanto.
Pero a propósito de violencia, que el terror sentó sus reales en el Ejido Francisco Márquez en Empalme donde un ataque armado, dejó dos personas muertas, uno herido y otro privado de su libertad. Los perpetradores además incendiaron 4 viviendas. Por ello se suspendieron clases. La crisis de inseguridad también afecta a Guaymas, ya que una de las personas fallecidas por el ataque del mismo grupo ocurrió en el puerto.
Flaco favor le hacen a la pomposa Guardia nacional y a los elementos de la Marina (Semar) decir que se enfrentaron a ese convoy integrado por más de 10 camionetas. Los delincuentes hicieron lo que quisieron, mataron, hirieron, secuestraron ¿Y? Abandonada a su suerte la población. Ojalá que López Obrador ponga la queja con las mamás y abuelas de estos hombres que sembraron el terror en esa comunidad, para que les jalen las orejas, les den una docena de zapes, digan fuchi, wacala.