Hace años que consumir agua dizque potable se ha convertido en un problema de salud imperceptible, o dicho de otra forma invisible para la autoridad

Juana María Olguín
Hace años que consumir agua dizque potable se ha convertido en un problema de salud imperceptible, o dicho de otra forma invisible para la autoridad. Las advertencias las han hecho desde hace buen tiempo los expertos quienes reconocen la enfermedad de los pacientes a través de metales pesados que traen consigo y que derivan en complicaciones en vías urinarias, entre otras. Pero ahora ya no es una presunción, sino parte de una investigación que pone a Sonora entre otras entidades donde el consumo del vital líquido es un foco de riesgo para sufrir cáncer de mama.
De acuerdo con una investigación del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), que llevó a cabo Lizbeth López Carrillo, detectaron una mayor concentración de arsénico en la orina de mil mujeres con cáncer de mama que en la de mil mujeres sanas. El estudio se realizó en Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas. Que hay que hacer para que algo suceda y se elimine ese tóxico.
Dos veces más el riesgo que las mujeres sufran de cáncer de mama por la cantidad de arsénico, que consumen en el agua en Sonora y desde ahora les digo ¿Qué harán los organismos operadores del agua en cada ciudad? ¿Qué acciones implementará la Comisión Nacional del Agua (CNA)? Nada, no harán absolutamente nada ¿Por qué? Sonará muy cruel pero esa terrible y mortal enfermedad es un negocio redondo para todos los involucrados en atender a esos miles de pacientes.
Que siempre si habrá ¿legalización de autos chuecos? Presuntamente son 18 millones de unidades, pero que en realidad se trata de 40 millones de vehículos que fueron ingresados al país de forma irregular y no por los ahora tenedores de los mismos, sino por una mafia que opera en todas las fronteras. Que es para beneficiar a los más pobres justifica Morena la regularización de estos vehículos, en realidad se trata de un proyecto electoral y nada más. En fin.
El viernes pasado comenté de una mujer que tenía dos, tres días pidiendo limosna en la entrada norte a esta ciudad de Hermosillo. Pedí colaboración de alguna entidad municipal, estatal para que concurrieran ante la señora a ayudarla con lo que sea que necesitara para ponerse de pie, echar a andar con fuerza, ahínco. Dejé de verla el sábado y luego toda esta semana. Sentí gozo de no encontrarla de nuevo en su condición de desheredada. Hoy volvió al mismo punto ¿Nadie hizo nada?
Desde hace años, décadas percibo esta nociva actitud de los funcionarios de gobierno y es que se mueven en un estatus de “alteza”, de “gran cosota”, de “perdona vidas”. Los ciudadanos para acceder a la atención gubernamental tienen que ir a las instituciones, aventarse horas, días nalga, es decir ir a sentarse a la espera que la realeza tenga a bien bajar de su ladrillo donde se treparon, para atender al ciudadano.
Entonces pediré a los vecinos si me ayudan a asistir a esta dama, llegar a donde ella se para a pedir dinero para saber qué es lo que necesita. Otra vez hay que confirmar que estamos solos y ni hablar.
Mal cierre de año, una maquiladora advirtió que empezará a despedir personal, hasta febrero del 2020 en dos de sus tres sedes: Agua Prieta y Hermosillo. Los empleados ya empezaron a sentir la incertidumbre de quedar sin un sustento. Una cadena de farmacias dejó a sus empleados sin sueldo desde hace tres quincenas y descubrieron que hace un año que el patrón no paga Infonavit ni IMSS. Con este último caso aplica la máxima de empresa quebrada, dueño multimillonario. El señor se compró rancho, ganado de alto registro, caballos finos y desdeña a quienes le ayudaron a construyeron su riqueza, quienes a duras penas sobreviven, desde hace meses.