Intelectuales de alto rendimiento apologistas de la “mano invisible”

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Intelectuales de alto rendimiento apologistas de la “mano invisible”

Algunos de los defensores de Enrique Krauze, refieren que el intelectual orgánico del liberalismo fue víctima de una cruzada de infundios y calumnias, cuando se le acusó de ser el supuesto orquestador y promotor de una “campaña negra” en las redes sociales contra el presidente de la república Andrés Manuel López Obrador

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Por Alberto Vizcarra Ozuna

Algunos de los defensores de Enrique Krauze, refieren que el intelectual orgánico del liberalismo fue víctima de una cruzada de infundios y calumnias, cuando se le acusó de ser el supuesto  orquestador y promotor de una “campaña negra” en las redes sociales contra el presidente de la república Andrés Manuel López Obrador. En este tipo de operaciones, es irrelevante reclamar pruebas sobre la presunta participación del intelectual que se infló a la sombra del salinismo, cuando su postura histórica lo delata como un activista frenético en contra de cualesquier forma de intervención del estado en la economía y como un apologista del liberalismo económico.

Se debe decir que no hay ninguna fobia personal de Krauze en contra de López Obrador. Su militancia no es en contra de personas, incluso tampoco en contra de partidos; él y los que lo siguen se hermanan en un desprecio sistémico por todos los rasgos de la historia de México que señalan el esfuerzo a contra pelo de los mexicanos por darnos un estado nacional soberano gobernado por el principio del bienestar general. 

En particular denostan el hecho de que la Revolución Mexicana haya logrado establecer un vínculo sustantivo entre el bienestar general y el principio constitutivo de que la democracia debe de estar anclada en el propósito del constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo, lo cual faculta a la autoridad del estado para intervenir y regular la economía.  En cuanto advierten que un gobierno, del partido que sea, se quiere apegar a estos principios, se espantan y gritan: ¡Autoritarismo!

Los tradicionales grupos de poder, de dentro y de fuera del país, indudablemente le han puesto muchos reflectores a Enrique Krauze. En una relación insumo-producto ha recibido más luz de la que emana. Hay críticos que lo señalan como un vividor de la herencia de Octavio Paz. Lo que es indudable es que se encuentra desesperado por el temor de que México pudiera retomar, bajo este gobierno, un camino de ruptura con las estructuras económicas, comerciales y financieras que por los últimos treinta años le han impedido al país el crecimiento económico, el desarrollo y su industrialización.

Los que conocen la egolatría de Krauze, dicen que vive el fenómeno de masas expresado en las urnas del pasado primero de julio, como un fracaso personal. Se siente como el comandante que no rindió el resultado de asegurar una presidencia que se sujetara incondicionalmente a la inercia de la política económica que se ha distinguido por el enriquecimiento escandaloso de una minoría al mismo tiempo que multiplicó la pobreza y el desempleo de la mayoría.

El capitán del grupo motejado como intelectuales de alto rendimiento, no cejará en su empeño de que el gobierno de López Obrador termine sometido y atrapado en los confines de una política económica que por décadas le ha robado los espacios de crecimiento económico al país. La tarea que se han impuesto es por demás mediocre: ser críticos incesantes de todo lo que haga el gobierno para crear una opinión pública vociferante –como lo hicieron con Peña Nieto- y coadyuvar así en su fracaso, sin importar el daño que le puedan ocasionar a la nación.

Gentes como Krauze, son ajenos a la responsabilidad por el bienestar de la sociedad. En tanto adoradores de la mano invisible del mercado y de la magia de la oferta y la demanda, no creen ni siquiera en la necesidad del bienestar. Solo creen en el dinero. Para ellos, si algo bueno le ocurre a la economía, debe de ser un accidente, una especie de secreción de las misteriosas leyes del mercado. Cuando se escucha a Krauze en la televisión, no evoca la imagen de un escritor, más bien parece un funcionario bancario, pero en realidad es un exitosos y prominente accionista de la banca.