Mujer: Buen día ¿cómo me ves hoy?
Mujer: Buen día ¿cómo me ves hoy?
El espejo: Depende.
Mujer: ¿Depende de qué?
El espejo: De lo que quieres que yo vea.
Mujer: No entiendo.
El espejo: ¡¡Ese es el problema!! No quieres entender lo que realmente ves.
El espejo: ¿Quieres que diga lo que yo veo? ¿O lo que tú ves?
Mujer: ¿Puedes describir ambas imágenes?
El espejo: Si.
Mujer: ¿Que veo yo?
El espejo: Tú ves cada mañana a una mujer que debe pasar largas horas frente al espejo buscando una aprobación, que se viste y arregla para satisfacer a los demás, visualiza cada arruga como una amenaza para estar fuera de mercado y una cana un atentado a la belleza eterna, una mujer que lucha contra cada gramo de su cuerpo como si ellos fueran su peor enemigo, alguien que ve defectos donde no existen y que no es capaz de ver su perfección en lo perfecto.
Mujer: ¿Que ves tu?
El espejo: Un ser humano maravilloso, con el brillo de la madurez en sus ojos, y glamur al caminar, ese brillo y glamur que solo se le otorga al privilegio de tener la experiencia y los años. Seguridad en sus palabras, esa seguridad que todos anhelan y que ella no valora, una mujer luchadora que ha sido capaz de levantar a una familia, un corazón lleno de bondad en cada gesto o expresión, una mujer persistente e incansable hasta lograr los objetivos, ¡¡una mujer Hermosa!!
Que se ha empeñado en no reconocer que es única e irrepetible, una mujer que ve cada año como una desventaja, y no ha entendido que la belleza de la mujer no es una ecuación matemática entre los kilos y la edad, y que por lo tanto no existe ni la edad perfecta ni el peso perfecto para ser hermosa. Una valiosa mujer que necesita a un pobre espejo como yo, inerte y colgado en una pared para que refleje la imagen que todos ven, menos ella…
Comienza a ver tu vida y tu imagen con los ojos del corazón, agradeciendo a la vida por los años que tienes, deja de buscar la aprobación a través del espejo de la sociedad, y ese día, descubrirás lo hermosa que eres sin importar los años, las canas o tus arrugas…
Autor: Harriett Castillo