Quién tiene la culpa ¿el indio o el que lo hace compadre? Cuauhtémoc Blanco, ahora flamante gobernador de Morelos, abrió palacio de gobierno, para que ayer 12 de diciembre se celebrara una misa a la virgen de Guadalupe ¡madre del Verbo, santo parado, virgen de las rodillas prietas! En qué cabeza cabe. Bueno toda esa suma de ineptitudes se puede encontrar en este tipo que no sabe de leyes y tampoco le interesa entender de reglas constitucionales a las que está obligado a acatar

Juana María Olguín
Quién tiene la culpa ¿el indio o el que lo hace compadre? Cuauhtémoc Blanco, ahora flamante gobernador de Morelos, abrió palacio de gobierno, para que ayer 12 de diciembre se celebrara una misa a la virgen de Guadalupe ¡madre del Verbo, santo parado, virgen de las rodillas prietas! En qué cabeza cabe. Bueno toda esa suma de ineptitudes se puede encontrar en este tipo que no sabe de leyes y tampoco le interesa entender de reglas constitucionales a las que está obligado a acatar.
Lo penoso del caso Cuauhtémoc Blanco es que los habitantes de la capital de Morelos, sabían que al señor no se le da gobernar. Durante su trienio no hizo otra cosa que defenderse de sus enemigos, primero se echó encima al gobernador, Graco Ramirez quien lo acusó de todo y a ese pleito le siguió contra la mafia del partido político que lo llevó al poder ¿cuándo atendió a la sociedad que le llevó al cargo? Nunca, porque estaba amparado, escondido, huyendo.
Así que cómo salvas a un pueblo testarudo que cree que porque el tipo sabe patear un balón, rodearse de mujeres bellas de la farándula, tendrá también habilidades para ayudarles en sus más elementales necesidades. Bueno pues ayer miércoles se limpió con la Constitución Política y lo que de ella emana en la separación que debe haber entre iglesia y Estado.
A propósito de la gran discusión que hay ahora mismo, por la boyante y evidente corrupción del sistema judicial, de la abundancia y prosperidad en que nadan, al igual que en el poder legislativo, donde están igual o peor. Por supuesto que en el ejecutivo no puede haber mucha diferencia por ahora. Por eso no puedo menos que preguntar ¿de qué viven los hijos del presidente? El mayor es el dueño de Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) en el estado de México, allí se mueve como lo haría cualquier junior en la empresa de su padre. Entonces Eese partido le pagan por ejercer ¿qué cargo?
Es una insana curiosidad, pero al fin es información que alguien se la exigirá al mandatario antes que salga a relucir y quizá no en las maneras apropiadas. Así que la presidencia debe preparar esta respuesta, particularmente ahora que las iras se han encendido en la sociedad, harta y asqueada de tanto y le da a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) hasta por debajo de la lengua.
Por cierto López Obrador ordenó a sus súbditos del senado y la cámara de diputados desaparecer la reforma educativa. Me llamó mucho la atención como el presidente se refirió a los profesores, por sus conceptos tengo la sensación que no conoce la pudrición en que se hunde el sistema educativo y responsable de ello son cientos de docentes que cobran por ese trabajo, pero que no tienen la profesión, no poseen formación pedagógica para ser educadores, tampoco el talento. Y ya tiraron todo lo que se había hecho, otra vez, sin escudriñar y dejar lo bueno que trajo esa normatividad.
El voraz poder judicial en México está podrido, qué contrapeso digno pueden ser si ellos solo defienden sus privilegios y aquí no hay ninguna «división» de poderes, la SCJN ha validado todo cuanto ha querido el presidente en turno, así signifique matar de hambre, de desesperanza al pueblo, que es quien tinto en sangre paga esa abundancia y prosperidad en que habitan. Lo que está claro es que la corte necesita una sacudida a fondo, es una de las instituciones más torcidas, impune y pestilente del país. Además sí los índices de impunidad rondan el 98% pues da igual que haya o no jueces, quienes más que autoridades para impartir justicia parecen enemigos de la sociedad. Por el estado que guarda la procuración de justicia, más valdría no tenerlos y menos mantenerlos.