Sin medias tintas

HomeOmar Alí López

Sin medias tintas

En mi artículo anterior expresé mi preocupación por como está definiéndose la cuarta transformación del país. Sin embargo, después de conocer algunas recientes noticias de la actuación del próximo gobierno y de la consulta social de 10 proyectos prioritarios, mi preocupación ha cambiado. Ahora me preocupa más el hecho de que los ciudadanos participen

Sin Medias Tintas
Sin Medias Tintas
Sin Medias Tintas

Puras preocupaciones

Omar Alí López

En mi artículo anterior expresé mi preocupación por como está definiéndose la cuarta transformación del país. Sin embargo, después de conocer algunas recientes noticias de la actuación del próximo gobierno y de la consulta social de 10 proyectos prioritarios, mi preocupación ha cambiado. Ahora me preocupa más el hecho de que los ciudadanos participen.

Es absurdo creer –al igual como con la anterior sobre la cancelación del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México– que las consultas son un procedimiento legal y vinculante para la toma de decisiones o diseño de políticas públicas. Mas no así, de la búsqueda por un ápice de legalidad, para argumentar a la postre de que se trató de una acción democrática y definitoria.

Los gobiernos de los últimos sexenios son responsables a pulso de lo que se está cosechando en México, sobre todo si se abonó con la excesiva violencia, la inseguridad, los constantes casos de corrupción y los otros tantos que quedaron impunes; pero aún así, creo que la sociedad debe actuar con prudencia y revalorar cómo estamos respondiendo en conjunto ante esta realidad.

No sólo se corre el riesgo de arrepentirnos de la decisión tomada el 1 de julio, sino también que se cree un caldo de cultivo para la inestabilidad sociopolítica y económica, aderezado por la creciente polarización social que estamos observando.

La civilidad ha sido la pauta seguida por las grandes naciones durante su desarrollo histórico; sustentada en un reforzamiento de la educación y en un apuntalamiento de la cultura, y en donde el objetivo común del bienestar se encuentra por encima de cualquier otro. Algunos países refuerzan mínimamente valores como la tolerancia y el respeto porque se practican desde hace milenios, otros acuden al patriotismo o a la religión para sostener su forma de vida, mientras que en México la multiculturalidad y el atraso social se convierten para el caso en un problema.

Bajo esta última circunstancia, el riesgo hacia el fanatismo se incrementa exponencialmente, considerando que por fin ha llegado un líder capaz de impartir justicia, como muchos ven.

Por eso me preocupa la participación de la sociedad en las consultas. No sería así, si se respetara un marco legal y se realizaran con absoluta y total transparencia. 

Parece que la sociedad misma entonces está en contra de la legalidad, y que el dicho “no nos puede ir más peor de lo que estamos”, utilizado para sufragar el 1 de julio a favor de la transformación de México, sintetizó más una frustración y no el anhelo por mejorar el país.

Creo en las democracias y de que no existe una mejor forma de gobierno para conducir una nación; pero me preocupa que la sociedad piense que las consultas reflejan el sentir de la mayoría. 

Espero estar aún a tiempo en mi preocupación, la verdad. Será algo complicado darle vuelta a circunstancias que rebasen la civilidad, porque la misma polarización las aviva, como el viento al fuego. Y si a eso le agregamos la nueva frustración por otro error a la hora de votar, mal futuro nos espera.

Ojalá y me equivoque.