Por fin Margarita Zavala hizo algo que valiera la pena: se largó. Nunca entendí que atributos se adjudicaba para asumirse con las cartas credenciales para asumir las riendas del país
Juana María Olguín
Por fin Margarita Zavala hizo algo que valiera la pena: se largó. Nunca entendí que atributos se adjudicaba para asumirse con las cartas credenciales para asumir las riendas del país. Más cuando fue convidada de piedra durante el infame gobierno de su esposo, Felipe Calderón. Se fue la mujer y las conjeturas no se hicieron esperar entre los comunicadores del centro del país, quienes mínimo infirieron que sus poderosos financiadores, empresarios plenamente identificados le pidieron que renunciara y se sumara al candidato del PAN.
La señora no tenía como evadir la responsabilidad que recae sobre sus hombros por el desastre al que arrastró al país, Felipe Calderón y del que a estas alturas no hay manera de escapar, no en este nefasto gobierno de Enrique Peña Nieto quien se siguió por el mismo caminito trazado por el panista y las consecuencias son lapidarias.
La señora de Calderón se fue, abandonó la candidatura y hasta hoy es la primera cosa buena que ha hecho y es de reconocérsele. Algo mucho mejor que podría hacer por los mexicanos es volver, todo lo que se robaron, incluidos sus hermanos.
El pasado miércoles fue día de emociones intensas y a cada paso confirmé que hay cientos que no sabe manejar, lo mismo no conocen las reglas para usar un doble o triple alto, qué les da lo mismo dar vuelta a la izquierda que a la derecha con el semáforo en rojo. Pero el acabose es que las personas no distingan el sentido de las calles y que inconscientemente se tiren en contra del tráfico con un riesgo brutal de embestir a un ser humano que confía que va bien y cumple las normas.
El pasado miércoles alrededor de las 10:00 horas de la mañana sobre la calle Nayarit, circulaba un sujeto a toda velocidad en un jeep y se dio vuelta en la Garmendia en sentido contrario y quienes apenas circulábamos por la Veracruz, intentamos avisarle con cambio de luces que se había equivocado y el muy granuja no paró la marcha y así en contra, no detuvo la marcha hasta que llegó a la Veracruz. Azorados por el susto y el atrevimiento de ese pelafustán ¿qué creen? Otra bruta se dejó ir detrás del “maestro”, que le mostró el camino.
Ósea digo con un orangután en sentido contrario bastaba para quedarnos petrificados, pero no era suficiente lección, así que de la nada aparece otra loca demente en un carro pequeño, todo maltratado y nuevamente el susto y la desesperación. Y ni sus luces una patrulla, un agente de tránsito que castigue de manera ejemplar a tanta gente irresponsable y desjuiciada detrás de un volante ¡No se vale!
Hoy jueves hubo un accidente de dos vehículos en la Nayarit y Naranjo y una de las unidades fue a dar hasta una vivienda, donde destruyó la pared e ingresó dentro de la propiedad. Lo primero que viene a la mente es que un ser humano ya no esta seguro ni dentro de su casa, porque uno de tantos cafres detrás de un volante aparece y acaba con todo.
Una buena inspección debería hacer el departamento de tránsito para medir cuantos conductores cuentan con licencia y si ésta se les entregó porque realmente sabe manejar, eso podría empezar a salvar vidas, entre ellas la de tanta gente irresponsable que cree que porque compró un auto, esta apta para conducirlo .