Ah, este país se desdibuja en unas cuantas palabras. Hay tantos vicios que desterrar, entre ellas, la más dañina y perjudicial la impunidad que priva para la clase política. Como es posible que, en nuestras ciudades, estados, aceptemos tácitamente que los hijos de los caciques son y serán siempre los que obtendrán el poder, los mejores puestos en la administración pública ¿y la perrada? Aquí nomas mirando, resignados a que así es como son las cosas
Juana María Olguín
Ah, este país se desdibuja en unas cuantas palabras. Hay tantos vicios que desterrar, entre ellas, la más dañina y perjudicial la impunidad que priva para la clase política. Como es posible que, en nuestras ciudades, estados, aceptemos tácitamente que los hijos de los caciques son y serán siempre los que obtendrán el poder, los mejores puestos en la administración pública ¿y la perrada? Aquí nomas mirando, resignados a que así es como son las cosas.
Hay casos dramáticos y detestables como el que escenifica el gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes quien antes se dio a la tarea de desmantelar lo que quedaba del Instituto de Seguridad Social y Servicios de los trabajadores del Estado (ISSSTE) en sociedad con la entonces poderosa dirigente del Sindicato de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo y de allí ha ido de un cargo a otro como si sirviera para mucho. Ahora tiene a dos de sus tres hijos varones en alcaldías, Fernando “gobierna” la capital de Veracruz y Miguel Ángel Yunes Márquez, en Boca de Río. Es al primero de éstos al que le hace campaña intensa para que lo supla en el cargo.
A más de un año de tomar posesión como gobernador la violencia ha escalado niveles nunca vistos. No ha podido cumplir una sola promesa, es un fracaso absoluto. Ante la aparición de nueve cadáveres desmembrados dentro de una camioneta en el municipio de Xalapa, el gobernador soltó: “es evidente que se trata de un enfrentamiento entre delincuentes, no son personas de bien”. Esto no debe ser ya ninguna justificación, si se trata de personas que cometen ilícitos deben ser detenidos y procesarlos. Pero él tiene mucha más urgencia en que su pandilla conformada con sus hijos se mantenga en el poder.
Cuando ves esto, esas actitudes tan nefastas, donde es obvio que los partidos políticos tienen dueños y ellos solo procurarán el bienestar de hijos, sobrinos, primos, tíos, debes entender que estamos hundidos y perdidos, más si permitimos que la misma casta sagrada se siga repitiendo en los puestos de elección popular, ósea nunca saldremos de perico perro, si a las instituciones y congresos llegan los juniors, los protegidos, ellos no saben que es nacer con una mano adelante y otra atrás.
En otro asunto, el del transporte público las cosas siguen de muy mal en peor, hacen lo que le viene en gana la mafia de los concesionarios. La denuncia de que hay muy pocas unidades para el número de usuarios que a diario reclaman la prestación del servicio, le entra por un oído y le sale por el otro al director del transporte, de quien no sabía que tenía alguna experiencia administrativa para lidiar con esta área. Ahora para colmo se hace público un tremendo accidente ocurrido el 20 de noviembre del año pasado, donde una jovencita se cayó de un camión y quedó en coma.
Aparentemente la joven de 20 años quiso bajar de la unidad, ruta 14 que transita sobre la carretera 26 a la altura de la colonia las Minitas. El chofer de la unidad la puso en marcha sin percatarse que ella había quedado atrapada por la puerta cuando ésta se cerró. Así fue arrastrada hasta que el conductor de un vehículo se le atravesó para obligarlo a parar la marcha. El pronóstico médico de la perjudicada no se conoce, pero quedó con discapacidad motora en uno de sus lados, no habla.
Como es costumbre en estos accidentes nadie se ha hecho responsable de las lesiones de la usuaria del transporte. El seguro que tiene el concesionario de ese camión debe responder ¿qué no? ¿Este caso ya fue juzgado y se deslindaron responsabilidades o solo se resguarda en el cajón de la impunidad. Esa que salvaguarda los derechos de los dueños del transporte público en detrimento del lesionado y de todas sus pérdidas. Ni duda cabe que antes como antes, ahora como ahora.