Luego de la declaración de los gasolineros de que en los primeros minutos del 2018 la gasolina tendría un alza del 20 %, salieron los nefastos y corruptos dirigentes de la petrolera mexicana a decir que no hay aumento a los hidrocarburos en diciembre ¿alguien entiende el jueguito? Lo real es que las quiebras constantes de esta compañía, las raterías en que incurre la familia de cada presidente de la República; las atrocidades de los directivos, más la abundancia y prosperidad en que nada el dirigente sindical, Carlos Romero Deschamps lo debe pagar la sociedad ¡eso es todo!
Juana María Olguín
Luego de la declaración de los gasolineros de que en los primeros minutos del 2018 la gasolina tendría un alza del 20 %, salieron los nefastos y corruptos dirigentes de la petrolera mexicana a decir que no hay aumento a los hidrocarburos en diciembre ¿alguien entiende el jueguito? Lo real es que las quiebras constantes de esta compañía, las raterías en que incurre la familia de cada presidente de la República; las atrocidades de los directivos, más la abundancia y prosperidad en que nada el dirigente sindical, Carlos Romero Deschamps lo debe pagar la sociedad ¡eso es todo!
En medio de todo el desastre en materia económica que padece la población en el país, esta debe afrontar los costos del robo a los ductos de Petróleos Mexicanos (PEMEX) mientras el gobierno a través de sus instrumentos de persecución del delito hace nada por combatir ese fenómeno. En tanto se registra un número creciente de tomas clandestinas, pero la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO), que depende de la Procuraduría General de la República (PGR), ha investigado sólo cinco gasolineras en todo el país desde 2013.
En consulta realizada por SinEmbargo a la Fiscalía mexicana, reveló que, entre enero de 2013 y agosto de 2017, la SEIDO sólo ha investigado a cinco gasolineras por la posible compra-venta de combustible robado de las tuberías de Pemex, pese a que la ordeña ha repuntado en el actual sexenio y se concentra en Guanajuato, Hidalgo, Edomex, Puebla, y Veracruz. No le interesa al gobierno investigar, mientras tenga a quien facturarle las pérdidas vía los altos precios de las gasolinas, no le preocupará demasiado. Y mientras la sociedad no respingue el abuso se perpetuará por siempre.
Era lógico que llegaría un momento en que explotaría la bomba y ya sucedió, un fraude más queda visible y los perjudicados habrá que contarlos ¿por miles? Se acuerdan de la presunta empresa que ofrecía pagar todo el crédito que el ciudadano contrajera con un banco a cambio de que le donaran el 50 por ciento de ese capital. La estafa estuvo a cargo de una firma que se hizo llamar Apoyo Emprendedor Sonora AC (Aempreson), la que ahora luce de puertas cerradas. Se dieron a la fuga con todo lo robado.
La operación fraudulenta era: pagar la totalidad de la deuda a cambio de donar la mitad del préstamo que solicitaran con alguna institución financiera. Los interesados recibían la plática de explicación, se registraban con su identificación oficial en las oficinas de Aempreson. Lo más sórdido de este asunto es que en el discurso de convencimiento, le hacían creer a la gente que los recursos para pagar las deudas de ellos, sería de programas del gobierno federal que nadie conocía.
Así pues fue la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) alertaron de esa “empresa” con tintes de pirámide o estilo Ponsi y que apestaba a fraude y que habría muchos afectados. Los medios de comunicación se dieron a la tarea de denunciar. Como nunca se le advirtió a la población que estaba inscrita en esa cosa llamada Aempreson que si los dirigentes se largaban e incumplían sus promesas, los acreditados están obligados a pagar los préstamos adquiridos con la banca. Y no hay defensa alguna para ellos.
Apoyo Emprendedor Sonora A.C., formalizó su registro el 23 de enero de 2017. Ahora solo queda afrontar las consecuencias, pagar lo que se debe y ser más inteligente para la otra. Que no les gane la codicia o el sentimiento del “ceniciento”, que espera la llegada de dinero regalado o fácil. No hay tal.