El trabajo que hace el poder legislativo es para mejorar la calidad de vida de los sonorenses o para volverla más miserable. Un día sí y al otro también publicitan cantidad de cosas que dicen que hacen, pero dudo de su utilidad. Es solo parchar, enmendar, remendar las leyes ya existentes, porque lo que había no sirve, estaba incompleto ¿qué diablos son todos esos cambios? Acaso solo se trata de hacer y hacer, sin más preocupación ¿Quieren una estrellita en la frente?
Juana María Olguín
El trabajo que hace el poder legislativo es para mejorar la calidad de vida de los sonorenses o para volverla más miserable. Un día sí y al otro también publicitan cantidad de cosas que dicen que hacen, pero dudo de su utilidad. Es solo parchar, enmendar, remendar las leyes ya existentes, porque lo que había no sirve, estaba incompleto ¿qué diablos son todos esos cambios? Acaso solo se trata de hacer y hacer, sin más preocupación ¿Quieren una estrellita en la frente?
El camino que se debería seguir después de cada reglamento, ley secundaria, modificación que se aprueba en el Congreso es que sea desmenuzada ante la sociedad, para que ésta conozca los beneficios si los hay o las nuevas responsabilidades que de ella emanan. Pero no, antes que nada, ya hay otro remiendo, otro parche al sistema judicial, penal, administrativo u otro ente. Y su aplicación y todo lo que de ella se derive, parece ser de poco interés.
Este lunes aprobaron la Ley de Seguridad Privada para el Estado de Sonora que consta de 71 artículos, divididos en trece capítulos, así como siete transitorios. Se presume que a partir de ahora se meterá en cintura a las 470 empresas que brindan ese servicio, el mismo que hasta ahora ha resultado en perjuicio particularmente para aquellos que se han integrado a sus filas como empleados y de los que se ha abusado física, emocional y psicológicamente, además de los miserables sueldos que les ofrecen.
Presumen en el Congreso que contar con esta ley permitirá exigir a esas compañías de seguridad privada que cumplan con obligaciones y responsabilidades entre ellas cumplir con prestaciones sociales a su personal. Habrá que leer todo el documento para ver si contempla la obligación de esas compañías de ofrecer a sus trabajadores herramientas físicas para preservar su vida y la de quienes defenderán, no se gas pimienta, fijador de pelo, resorteras. Pero mandarlos a la guerra con las manos vacías como hasta el día de hoy, espero que no ocurra más.
Un detalle que resulta imprescindible es que esas compañías rotulen o pinten sus vehículos de los colores o maneras en que no se confundan con las unidades de la policía municipal, estatal o federal. Ojalá que tampoco se les permita el uso de torretas en sus carros, porque luego quieren hacer de las suyas y exigir el paso como si se tratara de los cuerpos de auxilio oficiales.
No está claro como resolverán el conflicto o de quienes será la obligación de meter en cintura a 470 empresas, porque de ellas, alrededor de 300 o más son de dudosa reputación. Esto último deja mucho que decir, porque se trata de más de 30 mil personas que se encuentran empleados en ellas, de los cuales 20 mil son explotados con pésimos salarios y cero prestaciones.
Así que de quién será la responsabilidad de aplicarles le ley y desaparecer a aquellas empresas que más que beneficios resultan en severo perjuicio contra la sociedad. El problema es que para mañana se les olvide esta ley en el congreso porque están por sacar otra que será ¡de cualquier cosa! Cómo quitar la caspa de las cejas, de las pestañas. Basta.
Inexplicable que Gisela Peraza tenga aún las manos vacías, al igual que su abogado, Juan Antonio Ortega, quienes han padecido lo indecible con su demanda. El expediente se encuentra parado, dormido, muerto. Hasta esta mañana pensé que estaba cerrado, escondido, pero luego de que su hermana menor, María fue secuestrada y golpeada por presuntos policías, aparecieron las ordenes de aprehensión contra tres oficiales estatales. Parece que se le mueve una patita, ya veremos.