Piense usted, no hace sentido que se crea que pueden hacer candidato a la presidencia de la República a uno de los peores enemigos del pueblo mexicano, al mismísimo secretario de hacienda y crédito público (SHCP). El actual titular de esa dependencia, José Antonio Meade es más el “sicario” que aplicó el librito de su antecesor, Luis Videgaray. Ambos personajes han cometido un abuso descarado e infame contra el pueblo, que no tiene defensa, pero que sí tiene la “obligación” de pagar la prosperidad y abundancia en que nada la clase gobernante
Juana María Olguín
Piense usted, no hace sentido que se crea que pueden hacer candidato a la presidencia de la República a uno de los peores enemigos del pueblo mexicano, al mismísimo secretario de hacienda y crédito público (SHCP). El actual titular de esa dependencia, José Antonio Meade es más el “sicario” que aplicó el librito de su antecesor, Luis Videgaray. Ambos personajes han cometido un abuso descarado e infame contra el pueblo, que no tiene defensa, pero que sí tiene la “obligación” de pagar la prosperidad y abundancia en que nada la clase gobernante.
Por alguna torcida y extraña “razón”, apenas iniciaba la nefasta administración de Enrique Peña Nieto y ya había candidato a la presidencia y era el titular de la SHCP, Luis Videgaray. El tipo odioso, arrogante, con su política económica agresiva al bolsillo de los asalariados, fijo su prioridad siempre, más y más impuestos para la sociedad y con ello incumplieron una de las promesas de Enrique Peña Nieto de no más alzas a las gasolinas. Luego se largó o lo echaron por su tropiezo con la administración de Barack Obama al traer al entonces candidato al país, Donald Trump.
Cierto Videgaray se fue de hacienda, pero dejó hecho el presupuesto de ingresos, para que su títere el tal Meade siguiera el camino trazado por él, arrimarle al “perro más galgo, todas las pulgas”. Es así y gracias al par de zánganos que padecemos estas condiciones económicas, con un dólar cercano a los 20 pesos lo que se traduce en más alzas a las mercancías, aparejada con una inflación terrible.
Videgaray y Meade no le entienden al tema de la economía, una de las razones para que renunciara el titular del Banco de México, Agustín Cartens Cartens es por las posiciones irreconciliables que tiene con la parejita, en la conducción del país. Ahora el colmo de la desgracia es que al títere le vean tamaños para ocupar la presidencia de la República ¿tan devaluado quedó ese puesto, después de Enrique Peña Nieto? Que ya cualquiera puede encajar en ese puesto.
Solo vuelvo y repito será posible qué los mexicanos quieran elegir en las urnas a un tirano, desgraciado, lepero y abusivo, en pocas palabras a un verdugo cómo presidente de la República. Entonces si tendremos que aceptar que además de analfabetas y pobres, hay un espíritu torcido y masoquista entre la raza.
Hace unas horas anduve por rumbos de la colonia Palo Verde y me sorprendió ver un carro grande, con logotipos y letras grandes que se publicita como negocio de empeño. En la publicidad que se lee en sus láminas dice que reciben toda clase de electrodomésticos, lo que no pude ver es si se trata de una compañía establecida formalmente o ante las nuevas circunstancias jurídicas esta opera en forma clandestina y se mueve. La unidad está en Lázaro Cárdenas casi esquina con Enrique León.
Qué feo se siente ver una detención. Entre el jaloneo del aprehendido renuente, que se resiste, los agentes montoneros que lo quieren someter. Todo sucedió ante la mirada atónita de quienes ingresábamos a San Pedro el Saucito. Lo treparon a la caja de la pick up, un tercer policía condujo el vehículo del hombre y luego salieron con rumbo a ¿Hermosillo? O desconocido.
Fea la sensación de miedo, de zozobra para uno que va metido en sus asuntos y de la nada se enfrenta a ver estos actos que al final son de violencia ¿legales? Insisto es demasiada rudeza, que se suma a los miedos acumulados, porque alguien más puede llegar e intervenir y entonces aquello se pone más peligroso para los civiles que de la nada se vuelven testigos de estos hechos. Solo digo.