Son una vergüenza los partidos políticos. Tengo las imágenes grabadas de lo ocurrido el lunes en la Cámara de Diputados y las legisladoras priístas, rebajadas a pandilleras, con sus mantas que contenían imágenes y ofensas contra los líderes de otras organizaciones. Con que efervescencia pelean por nada. Cuando veremos a estos representantes hacer ese espectáculo, pero para pelear por beneficios reales a la sociedad y defenderla del infame y abusivo gobierno
Juana María Olguín
Son una vergüenza los partidos políticos. Tengo las imágenes grabadas de lo ocurrido el lunes en la Cámara de Diputados y las legisladoras priístas, rebajadas a pandilleras, con sus mantas que contenían imágenes y ofensas contra los líderes de otras organizaciones. Con que efervescencia pelean por nada. Cuando veremos a estos representantes hacer ese espectáculo, pero para pelear por beneficios reales a la sociedad y defenderla del infame y abusivo gobierno.
De dónde salieron esas mujeres locas, desgarbadas que pelean en la cámara de diputados idioteces que significan nada, que llevan a nada. A la sociedad le sirve de nada el ridículo que armaron, lo que es peor, lucieron como lo que son: la parafernalia útil para eso, en ese instituto político. Cuándo sacarán la casta los legisladores para oponerse a los abusos del gobierno contra la gente ¿nunca?
Es doloroso ver al gentío que sufre porque no sabe qué hacer con los abultados recibos que le envío la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y que deben pagar, si no quieren quedarse sin el servicio tan indispensable, así que acuden a la Unión de Usuarios para que les ayuden en lo que sea posible. No sé qué hacen en esa organización para defenderlos por los altos costos que les facturan, pero sí sé que los afilian, les cobran la cuota, les dan una cartera de boletos (o unos boletos) para una rifa.
Tengo que averiguar qué ocurre con el problema de los ciudadanos, que es por lo que concurren a esa organización, si les consiguen convenios de pago, descuentos o si nomás los asaltan, porque pueden. Sería tan maravilloso que esta población tuviera defensa en las altas esferas de poder, pero no, los alfeñiques que cobran como diputados federales están para apoyar a sus padrinos políticos, a los ricos del estado y a su bolsillo. Y así seguirán, mientras la gente de sus distritos no los embiche y los cuelgue de un poste. O mínimo los amarre en una plaza pública.
Buena superficie de terreno le robará a la escuela secundaria 24 de la zona centro, los trabajos viales que se harán, para deshacer el embudo que se forma en ese lugar. Resulta que en el plantel sucede lo que, en muchos, los profesores decidieron que ellos y sus autos merecían más el área de juegos para estacionar sus vehículos, que las necesidades deportivas y de esparcimiento del alumnado.
Ahora los trabajos viales arrancarán otro pedazo de superficie. Hace unos días convocaron a junta a los padres para que supieran del proyecto y por supuesto hubo inconformidad, desde el hecho que los menores estarán allí, cuando tiren muros, se tragarán el polvo de cal, cemento, varilla. Apenas calentaban motores las voces discordantes, cuando con aquellos “destos” morados, respondieron los funcionarios del gobierno: no vinimos a preguntarles si quieren, solo les informamos. Lo mismo se pudo decir, pero con menos arrogancia y prepotencia, pero es cierto, el cargo no les enseña a ser civilizados.
Estoy con una congoja porque Margarita Zavala se quiere ir del Partido Acción Nacional (PAN) para competir como independiente por la presidencia de la República. Me asombra en grados superlativos la autoestima que esta mujer tiene de sí, cuando como primera dama no se molestó en abrir la jeta para parar los abusos del genocida de su marido, Felipe Calderón y ahora cree que puede llegar a ocupar palacio nacional. No lo puedo creer y menos aceptar.
Lo único que acepto de esa mujer es que regrese todo lo que se robaron durante el sexenio. Ya dije.