La violencia ha sentado sus reales en todos lados. Esta va desde la que se ejerce dentro del hogar, con el más débil, la que sucede en las empresas, instituciones, escuelas, que solo se combaten con demagogia pura, acciones reales ninguna. Ahora con este amanecer rojo con los hasta ahora 58 muertos en las Vegas, Nevada, 515 heridos, nadie debería llamarse a sorprendido. El que hasta ahora se cree es el responsable de esta masacre tenía en su cuarto de hotel un arsenal, con el que quería causar daño y lo logró
Juana María Olguín
La violencia ha sentado sus reales en todos lados. Esta va desde la que se ejerce dentro del hogar, con el más débil, la que sucede en las empresas, instituciones, escuelas, que solo se combaten con demagogia pura, acciones reales ninguna. Ahora con este amanecer rojo con los hasta ahora 58 muertos en las Vegas, Nevada, 515 heridos, nadie debería llamarse a sorprendido. El que hasta ahora se cree es el responsable de esta masacre tenía en su cuarto de hotel un arsenal, con el que quería causar daño y lo logró.
El problema de la comercialización indiscriminada de armas en Estados Unidos, Israel y otros tantos que “ayudan” a la poderosa industria bélica, deja secuelas en todos lados. La muerte tiene permiso, mientras eso signifique riquezas inusitadas para unos cuántos, las consecuencias como en la compra-venta de otras tantas mercancías parece asunto menor. Para los Estados Unidos no será lo mismo que esos artefactos hayan vomitado fuego contra sus propios ciudadanos, así no es el juego que a ellos les gusta jugar. Los muertos y heridos deben ser en otro país.
Sucede esto en Estados Unidos, cuando se ha recrudecido el ambiente hostil contra los indocumentados a quienes en fechas recientes se les ha facturado toda clase de delitos y peor aún se les persigue por no ser nativos. Pero resulta que los peores hechos violentos de los últimos tiempos, los han provocado terroristas locales ¿Tienen algo que decir? Son sus propios enfermos los que les generan ahora el sufrimiento.
En toda forma y momento los vecinos están convencidos de su derecho a comprar armas, acumularlas hasta donde les dé su riqueza sin mayor problema, sin medir las consecuencias que se deriven de un problema de salud mental, de una mala combinación de drogas, más la enajenación política o religiosa. El ataque de las Vegas, la masacre más cruenta padecido en aquel país.
La cercanía que muchos envidian a México es ahora mismo uno de los peores peligros y amenazas que se enfrenta por la introducción de 2 mil armas diarias, que no hay que ser muy sabios para entender que se dirigen al mercado negro donde se comercializarán al que tenga para comprarlas, sin que le preocupe al traficante las vidas que se cegarán o los daños patrimoniales que de ello surgirán.
Así pues, el mercado negro alimenta al monstruo de la delincuencia organizada y de la ordinaria quienes utilizarán en la comisión de cualquier delito, instrumentos letales, que derriben aviones, perforen cualquier nivel de blindaje de un vehículo. Pero ante ese riesgo latente el gobierno sigue con su programa ridículo de entrega voluntaria. El problema gigante y las autoridades se entretienen en administrar el desastre, ni hablar.
Justo ahora con todos los robos que ocurren en las ciudades hay una constante en estos bandidos llevan con que darles a las víctimas. Lo mismo portan cuchillos, machetes, que pistolas. Oh Dios, pero esperemos sentados a que vayan por su propio pie todos estos miles de delincuentes y se las entreguen al gobierno.
La violencia carcome las entrañas de hogares, de empresas, en las escuelas, pero es imperceptible, y dentro de la ceguera institucional, solo se perciben las consecuencias y cada vez peores.