Alberto Flores Urbina: In Memoriam

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Alberto Flores Urbina: In Memoriam

Cuando el gobernador Carlos Armando Biébrich decidió—una decisión sin duda, audaz y valiente por los tiempos post 68—, en 1975 de sacar de la Universidad de Sonora las preparatorias para crear el Colegio de Bachilleres pensó en Alberto Flores Urbina y lo designó primer director del susbsistema de bachillerato que con el tiempo ha llegado a contar con 34 planteles y casi 30 mil estudiantes

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Bulmaro Pacheco

Cuando el gobernador Carlos Armando Biébrich decidió—una decisión sin duda, audaz y valiente por los tiempos post 68—, en 1975 de sacar de la Universidad de Sonora las preparatorias para crear el Colegio de Bachilleres pensó en Alberto Flores Urbina y lo designó primer director del susbsistema de bachillerato que con el tiempo ha llegado a contar con 34 planteles y casi 30 mil estudiantes.

Cuando el Gobernador Samuel Ocaña pensó por allá en los ochenta del siglo pasado en hacerle justicia a la gente de San Luis Río Colorado —que demandaba una mayor atención del gobierno estatal por su ubicación geográfica—, lejana a la capital, decidió crear el CESUES y pensó en Alberto Flores Urbina para la rectoría en su primera etapa.

El Cesues cambiaría después su nombre por UES (Universidad Estatal de Sonora) y ahora cuenta ya con cerca de 14 mil estudiantes.

Cuando el secretario de Educación Pública Fernando Solana creó el Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica Conalep en 1978 y designó a Miguel Alonso Calles su primer director nacional, el gobierno del centro se fija en Alberto Flores Urbina para que le coordinara cinco Estados del Noroeste, entre ellos Sonora donde el Conalep a través de 15 planteles logró hace tiempo superar los 6 mil estudiantes.

Igual sucedió con el ITESCA impulsada su creación por Juan Leyva Mendívil, Miguel Limón y el que esto escribe en 1995-96, Flores Urbina le entró al toro de sus primeros años y logró consolidarlo como una institución eficaz que ahora cuenta con casi 4 mil estudiantes.

Igual sucedió con su rectoría inaugural de la Universidad Tecnológica del Sur de Sonora en Cajeme, que ahora funciona con 3 mil estudiantes.

Como secretario de educación y Cultura en el gobierno de Manlio Fabio Beltrones, a Flores Urbina le tocaría consolidar el Subsistema Cecytes creado en el gobierno de Rodolfo Félix Valdés.

También le tocaría a Flores Urbina dirigir y consolidar entre 1985 y 1987 la Universidad Kino, una institución muy ligada a sus afectos. Ahí también se sintió su mano eficaz y buena para la gestión.

Como miembro de la generación (1969-1974) de la carrera de “Letras” en la Universidad de Sonora, originalmente compuesta por 48 estudiantes donde al final solo 12 quedaron, pienso que ahí definió con claridad Flores Urbina su vocación por el tema educativo. Estudiar letras en aquellos tiempos lo exponía a que lo señalaran como un romántico e idealista, cuando la tradición ordenaba estudiar carreras “que dejaran dinero” y la de letras solo—así le decían—,lo conduciría inexorablemente a la docencia o a la carrera de escritor, oficios entonces muy mal pagados.

Por eso, su vocación y sus convicciones no tuvieron límites ni obstáculos.

Flores Urbina y los once compañeros que iniciaron y terminaron en la Unison, asumieron su carrera y enfrentaron los retos. Se dedicó también— muy poco tiempo—, a la educación privada y a la asesoría institucional.

Con sacrificios, de origen humilde y proveniente de Cócorit, y mediante el pago de 200 pesos mensuales entre 1970 y 1973 Alberto figuró como interno becado al Instituto Kino que por años dirigió el padre Pedro Villegas.

Ahí,Flores Urbina y casi doscientos jóvenes más tenían seguras,—nada despreciables entonces—, las tres comidas, y el hospedaje, en el viejo inmueble de la capital que alguna vez alojó al Hotel Laval.

Hubo de abandonar el cargo de secretario de educación en Sonora en 1993 por problemas de salud.

Flores Urbina se pensionó en 2006 al dejar la rectoría de la Universidad Tecnológica del Sur de Sonora.

Da coraje, enterarnos de lo exiguo de la pensión de un personaje de su talla y nivel, que tanto hizo por Sonora, y que no aprovechó su cargo para presionar un pensión mayor a la cotizada en mas de 30 años de trabajo como lo hicieron otros más que solo han aportado vergüenzas y abusos para Sonora y un debilitamiento mortal para el ISSSTESON.

Flores Urbina siempre fue alegre, optimista, bohemio, con un gran sentido del humor y con mucho sentido social y olfato político.

En todas las ocasiones en que nos encontramos, siempre fueron una gran oportunidad de aprendizaje y experiencia.

La última vez que lo vi en la presentación de un libro, en el museo de Alvaro Obregón me dijo: “Me gustó tu artículo de Franky de los Apson. Tú que escribes sobre músicos; Deberías investigar a quien le compuso Leo Dan la canción “Mary es Mi amor”. Me gustan mucho la letra y la música, finalizó. No me dio tiempo de decirle, que en comunicación con el cantautor Argentino de Santiago del Estero a quien conocí en Miami compositor de “pídeme la luna” “Te he prometido” y “Como te extraño mi amor” entre otras, me dijo que era una canción (entre varias) dedicada a su esposa Marietta Tévez con quien se casó en 1966.

Alberto Flores Urbina murió ayer a los 73 años. Su gran familia, sus amigos y sus seguidores que fueron muchos, saben muy bien que vivió una vida sencilla pero plena en realizaciones personales, sociales e institucionales. Una vida productiva como pocas. Descanse en paz.

 

bulmarop@gmail.com