Todos los días me llaman de Telcel. La misma cantaleta es la titular de la cuenta, respondo no; puede tomar decisiones no. Cuál es el propósito de esta empresa ¿abusar? ¿Volvernos más locos? ayudarnos a desarrollar el delirio de persecución ¡Paren! ¿Y el derecho a la privacidad? Donde está
Juana María Olguín
Todos los días me llaman de Telcel. La misma cantaleta es la titular de la cuenta, respondo no; puede tomar decisiones no. Cuál es el propósito de esta empresa ¿abusar? ¿Volvernos más locos? ayudarnos a desarrollar el delirio de persecución ¡Paren! ¿Y el derecho a la privacidad? Donde está.
Es una tragedia descomunal la falta de respeto a las garantías humanas en todo el país y la lista de agresiones es larga. Donde principian mis derechos, es una pregunta que todos nos deberíamos hacer. Hace cosa de 3 semanas me llamó una periodista, respondí por inercia, porque su número de teléfono no lo tengo registrado, además, nunca se había comunicado. Lo curioso fue que se colgó la llamada unas cuatro veces, terminamos por enviar saludos al hijo de su tal por cual que se entrometía, acaso serían ¿los espías locales? ¿estatales’ ¿los idos con mucho poder todavía?
Le enviamos cordiales saludos a los espías tradicionales del entorno estatal: el secretario de gobierno, el delegado de la secretaría de gobernación. Es demasiada coincidencia que justo cuando dos mujeres, trabajadoras de medios de comunicación, emblemas de la persecución y hostigamiento del gobierno de Guillermo Padrés conversan y la llamada se corta reiteradamente.
Recordé aquella caravana que realizaron por el país miembros del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) eran un grupo de mujeres, que marcharon desde la Universidad de Sonora hasta palacio de gobierno. Por supuesto que entre la curiosidad y atestiguar este evento, además de cubrirlo como reportera allí estuve. En eso una colega me advierte: ya viste al “orejas” (espía) de la secretaría de gobernación nos está filmando a nosotras. Ese es el trabajo de espionaje abierto y descarado que se hace a la vista de todos. Lo hemos padecido porque no nos queda de otra.
Una anécdota más, un día de tantos en los inicios del gobierno de Eduardo Bours, entrevistaba a Trinidad Sánchez Leyva, líder sindical de jornaleros, luego de una reunión que sostuvo con los empresarios agrícolas y en eso estoy, cuando se acerca un hombre, que jamás había visto y me empezó a tomar fotos. En cuanto pude le pregunté ¿para que son? Para la secretaría de gobierno, me respondió ¡Ah caramba, es para conocerme bien y perseguirme mejor, le insistí!
Lo último, Enrique Peña Nieto gasto en 2015 ni más ni menos que 80 millones de dólares en nueva tecnología de origen israelí para espiar periodistas y defensores de derechos humanos. Se ha acreditado a través de investigación forense que esto ocurre a través de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la Procuraduría General de la República (PGR) y el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) los clientes de NSO y por ende los responsables de las prácticas ilegales diseñadas para interferir y obstaculizar el trabajo que realizan estas personas.
Como si esto no fuera demasiado, tenemos que lidiar con el mercado abierto, cínico y descarado que se hace con nuestra información personal. Llaman a la gente para hacerlas víctimas de extorsión o fraude y dicen tu nombre. Hace unos días me llamó una mujer y hasta que dijo que era por usar tarjeta de crédito, me cayó el veinte estaba ante una delincuente y fue ella quien cortó.
Encima el acoso de Telcel, que diario te llaman. La misma cantaleta es la titular de la cuenta, respondo no; puede tomar decisiones no. Será otro propósito avieso de esta empresa abusiva, quizá volvernos más locos, ayudarnos a desarrollar el delirio de persecución ¡Paren ya!
No hay derecho a la privacidad, tu información bancaria la tienen otros particulares; tus datos que deberían por obligación del gobierno mantenerse en total secrecía, circulan como si fuera asunto cualquiera. Entre el acoso de empresas, el espionaje del gobierno, hay que hacer espacio para vivir, para hacer de tripas corazón y no morir de miedo, total. No queda confiar en nuestro propio proyecto divino y que cada quien entregará su equipo cuando así esté dispuesto.