Entretelones Samuel Valenzuela No sólo es en Los Ángeles donde se desencadenó la violencia racial promovida por el presidente de los Estados U
Entretelones
Samuel Valenzuela
No sólo es en Los Ángeles donde se desencadenó la violencia racial promovida por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en su estrategia de confrontación para disponer de pretextos de intervención y experimentar sobre la tierra quemada en materia de inmigración.
En Atlanta, Chicago, Nueva York y otras mega urbes con alta densidad migrante es creciente la movilización en contra del segregacionismo supremacista del orate inquilino de la Casa Blanca, con una destacada particularidad: la gran mayoría de manifestantes son personas documentadas y ciudadanos gringos, y ni en el caso de Los Ángeles el principal segmento es de origen mexicano.
Cholos, negros, centroamericanos, haitianos, dominicanos, argentinos, colombianos, venezolanos, de diferentes países africanos, vietnamitas, de tribus nativas de EEUU, muchos gabachos güeros y hasta de Europa del este, participan en esas movilizaciones con fuertes retazos de violencia que malamente se atribuye exclusivamente a mexicanos sean o no indocumentados.
Allá tenemos bastante parentela y nuestros casi 7 años de residir por el rumbo, nos permite recrear una semblanza de quienes de manera indocumentada mantienen su subsistencia con la esperanza de algún día, en lugar de mandar dinero a sus familiares en México, llevárselos a vivir con ellos, siempre vigilantes de la migra y sin correr riesgos de deportación.
Así las cosas, en las manifestaciones de Los Ángeles y otras ciudades, los menos que participan son los indocumentados porque ellos están ocupados tratando de ganar la chuleta mientras toman medidas de protección extrema frente a la embestida migratoria del neofascista y xenofóbico presidente Trump.
Trump se encuentra en la tablita con su estrategia antimigratoria; la Suprema Corte resolvió que toda persona debe ser escuchada por un juez antes de ser deportada y a partir de hoy se detienen las deportaciones en caliente en atención a una enmienda constitucional y ya verán cómo se atestan las cortes si se insiste en cumplir la meta de tres mil deportaciones al día.
Además, este miércoles vence el plazo para atender el reclamo del gobernador de California, Gavin Newson, en contra de Trump, por federalizar la Guardia Nacional del citado estado sin la previa solicitud del gobierno estatal, además de la negativa de actuar en esas revueltas de sus integrantes porque para eso no fueron entrenados, al igual que integrantes del cuerpo de Marines cuyas funciones no son las de policías antimotines.
De hecho, los miles de integrantes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) por sus siglas en inglés, están ausentes en dichos eventos e incluso no están participando en redadas en centros de trabajo, edificios de departamentos, centros comerciales y hasta en escuelas y se mantienen en los pasos fronterizos y puntos de control ya tradicionales.
Quienes están realizando las redadas son grupos supremacistas acreditados como agentes migratorios y que sin mostrar su rostro ni identificaciones andan realizando detenciones como una especie de cazarrecompensas porque reciben del departamento de Seguridad interna, mil dólares por cada indocumentado detenido, con premio si se logra la deportación.
En eso andan ocupados aquellos miles de animales que asaltaron el Capitolio el 6 de enero de 2021, porque también en Estados Unidos, amor con amor se paga y Trump agradecido, a cambio de la persecución y a veces detenciones y juicios, encontró la forma de recompensarlos por apoyarlo en ese intento de golpe de estado.
Del área del Este de los Ángeles, El Monte, La Puente, San Bernardino, de Bakersfield, Riverside, Rialto, Pomona y demás comunidades de alta concentración de ciudadanos de origen latinoamericano, reportan redadas con fuerte dosis de violencia de parte de esos primates, sin importar que horas después los agraviados demuestran su legal estancia o simplemente sean ciudadanos gringos, solo que fueron detenidos por su facha y porque estaban en un lugar concurrido por hispanos.
Dichas realidades son aparte de los dislates de la presidente Claudia Sheinbaum y su ruidosa reculada frente a la amenazante secretaria de Seguridad Interna de Estados Unidos, Kristi Noem, ambas frente a la premisa engañosa de que son indocumentados mexicanos los protagonistas del riot angelino.
Por supuesto que la señora Sheinbaum amagó en varias ocasiones con movilizaciones por el impuesto del 5 por ciento a las remesas y en su momento comentamos sobre de qué serviría una manifestación en el Zócalo frente a decisiones en Washington y luego se añadieron las estupideces de Noroña, pero incluso, queda claro que las manifestaciones de protesta de estos días no son por ese impuesto a remesas sino en contra de las deportaciones y producto de rabias acumuladas, activismos izquierdosos de países de diversos países del mundo, incluido México
Concluir que el discurso patriotero de la presidente de México provocó la ola de violencia sería poner mucha crema a los tacos ya que más bien es un argumento del gobierno de Trump para justificar su radicalización en contra de nuestro país y el endurecimiento de su política antiinmigrante.
No son mexicanos indocumentados quienes corean consignas en español pachurrado ni lo es el güero barbón que hace declaraciones en inglés tirando con todo a republicanos y a Trump o el que ondea una bandera mexicana que luego se supo es de origen salvadoreño.
No, los mexicanos son aquellos acosados por supremacistas trumpianos en regiones agrícolas como el valle de San Joaquín, el Valle Imperial, Modesto, en los estacionamientos de centros comerciales, en una fábrica de utensilios de limpieza en San Gabriel, en edificios de departamentos del sur de Hollywood, en talleres de costura en el centro de Los Ángeles o por fuera de escuelas y restaurantes del lado este y en fin, en toda esa gigantesca mancha conurbada de esa parte de California.
Nuestra primera experiencia en un disturbio fue por allá a fines de agosto de 1970, cuando estaban por concluir unas vacaciones haciendo adobes en la fábrica de muebles de mi tío Abel, en Whittier bulevar, la principal vía que cruza el este de los Ángeles, fue escenario de violenta confrontación entre agentes del sheriff y miles de personas convocadas por el Movimiento Chicano de los Derechos Civiles en rechazo a la guerra de Vietnam, por la alta cuota de sangre derramada por mexicoamericanos.
En el zipizape, el reportero de Los ángeles Times y director de noticias en una radio local que transmitía en español, Rubén Salazar fue asesinado por un policía ahí en el Silver Dollar Café, a unos pasos de donde después nuestro tío instalaría una gran mueblería. No sobra decir que Rubén sigue siendo un referente de la lucha en favor de los derechos civiles de los mexicoamericanos.
En fin, lo del del impuesto a las remesas y el de las deportaciones, al igual que lo es el de los Aranceles, debieran ser temas para la alta diplomacia entre los gobiernos de México y los Estados Unidos y no caer en las rusticidades declarativas de representantes de ambos países, porque solo así se evitará la trifulca en proceso.
Y aclarando, los ciudadanos de Estados Unidos no tienen la obligación de traer siempre un documento que avale dicha ciudadanía y es suficiente para cualquier circunstancia portar la licencia de conducir, no así personas con visa de turista, que siempre deben portar el permiso para estar en Gringolandia, pero si usted es de los primeros, solo por su facha, idioma o color de piel puede ser increpado y detenido por más que exclame ¡american citizen! Porque no le van a creer con solo mostrar su licencia.
Y vaya el reto tan temerario de la titular de la SAGARHPA, Célida López, al arremeter contra sus compañeros de partido al acusar de “fuego amigo” en su contra por sus mapacherías en la elección judicial, ya que asegura encabeza las encuestas para contender por la gubernatura en 2027.
Mientras la ganadería sonorense enfrenta una de las peores crisis de la historia por el cierre de la frontera México-EEUU de ganado en pie y los efectos de la prolongada sequía en el agostadero sonorense, la señora se ocupa en despotricar a diestra y siniestra y hasta utilizar a AMLO como petate de muerto para decirle al resto del morenismo, incluido al gobernador Alfonso Durazo, que es el desmejorado anacoreta ahora residente de La Chingada, quien respalda sus pretensiones.
Siempre hemos sostenido que a la de Puerto Peñasco le falta un tostón para el peso y que es una mujer de arrebatos, o sea, una chivita en una cristalería y por eso lo que sigue para ella deberá de tener un tratamiento de manos de seda para evitar un desaguisado que podría repercutir en graves daños en el oficialismo, porque de que habrá consecuencias de sus desbarres, las habrá.
Incluso ya se diche que en ese proceso de deslinde entre MORENA y el PT, llegado el caso la loquita en mención iría como candidata a la gubernatura de la ahora verruga del partido oficial, para enfrentarse a quien resulte del proceso interno del morenismo y el resto de los partidos minoritarios.