Urgencia histórica

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Urgencia histórica

EDITORIAL México vive uno de los momentos más críticos de su historia con un gobierno militante, partidista, ideologizado; una cúpula fanatizada ha

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EDITORIAL

México vive uno de los momentos más críticos de su historia con un gobierno militante, partidista, ideologizado; una cúpula fanatizada hasta la estupidez; ínfulas autoritarias de una casta “gobernante” histérica ante los resultados de su incompetencia y un presidente que destila odio, encono y clasismo por todos los poros.
No se tienen registros, incluso a nivel mundial, en el que desde un gobierno se emprendiera una estrategia de disuasión tan rústica para evitar la participación ciudadana en la movilización de este domingo en defensa de la democracia, luego de la no menos rústica aprobación del nefasto Plan B con que el gobierno pretende hacerse del control de la conducción de los procesos electorales.

El mismo presidente Andrés Manuel López Obrador encabeza la histeria antidemocrática en contra de la participación ciudadana y replicada por su cofradía, en abierta ofensa a la inteligencia de la sociedad mexicana y recurriendo solo al nicho donde se nutre un gobierno que apuesta a la ignorancia y a las mentes en blanco para integrar sus bases de apoyo.

Desde que se lanzara la convocatoria a la movilización de este domingo por el frente amplio de defensa de la democracia, del INE y las libertades, inició la embestida con propósitos disuasivos de parte del gobierno cuatrero, con el fin de evitar a toda costa la traumática experiencia de la megamarcha del 13 de noviembre pasado.

Han recurrido a tretas propias de retrasados mentales, a la mentira y a elucubraciones que no resisten el menor análisis y a un gigantesco gasto del erario para propagandizarlas e influir en la voluntad de millones de mexicanos que lo único que quieren es que sus votos cuenten y se cuenten bien y que advierten en el Plan B la peor amenaza contra la convivencia democrática de la historia de México y quieren expresarlo de forma abierta.

De eso se trata la movilización de este domingo 26 de febrero del 2023, de defender la permanencia de las libertades que tantas luchas requirieron para conseguirlas y que pretenden suprimir quien desde un atrio mañanero se ha autoconstituido como rector de la superestructura de la sociedad mexicana, a la cual insulta de forma cotidiana con su anacrónico discurso clasista.

Es de locos y llega a la hilaridad el que millones de mexicanos sean medidos por un mismo rasero y se les acuse de narcotraficantes, de promover la drogadicción, de defender a corruptos y demás estupideces, si es que toman la calle este domingo, rusticidades que pintan de cuerpo entero el terror que se vive detrás de las vallas metálicas que rodean Palacio Nacional.

Es por eso que nunca como ahora la urgencia nacional de expresarnos con todo el valor cívico posible frente a la ignominia que nos espera si esos autócratas se salen con la suya y desmantelan la avanzada estructura, pero aún en construcción de nuestra democracia.

En Hermosillo la cita es este domingo a las diez de la mañana en la Plaza Zaragoza, como parte de una movilización nacional en 80 ciudades del país cuya matriz será El Zócalo de la Ciudad de México y que como el 13 de noviembre pasado, reunirá al más amplio mosaico ideológico, económico y social del pueblo mexicano, que se niega a ser sometido por la regresión y el absurdo que representa el gobierno de López Obrador.

Nadie podrá negar que los mexicanos enfrentamos la urgencia histórica de la autodefensa; de ejercer el derecho a la libre manifestación para evitar se imponga un marco jurídico electoral que representa un salto al pasado y es la plataforma para establecer un régimen unipartidista y autoritario en este país.