Los efectos de las fuertes lluvias del sábado sobre Hermosillo, muestran una vez más lo frágil de la infraestructura urbana, las consecuencias del caótico crecimiento de la capital de Sonora, de servicios púbicos mediocres y la limitada capacidad para la prevención de la autoridad municipal

Los efectos de las fuertes lluvias del sábado sobre Hermosillo, muestran una vez más lo frágil de la infraestructura urbana, las consecuencias del caótico crecimiento de la capital de Sonora, de servicios púbicos mediocres y la limitada capacidad para la prevención de la autoridad municipal.
Es cuestión que llueva, poco, mucho o de forma extraordinaria, para que la vida comunitaria se trastorne de forma proporcional a los milímetros de precipitación, la velocidad del viento o la intensidad de la tormenta eléctrica, fenómenos que tradicionalmente se enfrentan de manera reactiva o con acciones preventivas simplemente cosméticas.
Cierto que desde hacía 35 años no caía tanta agua sobre Hermosillo, pero algo debió ocurrir en los últimos tiempos para que tan altos volúmenes se estancaran en colonias y fraccionamientos y sirvieran para maldita la cosa las obras de desazolve en canales de desfogue, retrayendo así la percepción de que el reciente acelerado crecimiento de la mancha urbana ha carecido de planeación.
Por supuesto que la falta de valores cívicos de importantes sectores ciudadanos, también aportan lo suyo con irresponsable y temeraria conducta que los hace retar el torrente de ríos, arroyos, canales, pasos a desnivel o haber convertido a extendidos espacios urbanos en basureros, que por arrastre, con un poco de lluvia, bloquean las pocas alcantarillas de la incipiente red de drenaje pluvial existente.

Lamentable el fallecimiento de dos personas y los cientos de dramas de familias con sus casas inundadas; horas sin suministro de energía eléctrica y de todas formas batallar con el agua turbia y el lodo, en un contexto de tragedias que desafortunadamente ocurren porque Hermosillo no está preparado para este tipo de contingencias.
Ese deberá ser uno de los retos más importantes que emprenda Antonio Astiazarán Gutiérrez; hacer de la cabecera municipal y sus comunidades rurales un lugar más funcional y sobre todo, establecer las bases para que por fin ir al fondo en la solución de inundaciones, como lo es ese mítico drenaje pluvial en la mancha urbana, así como hacer más eficiente la respuesta en casos de emergencia.
Por supuesto que se reconoce el esfuerzo de ciudadanos en lo particular, funcionarios públicos del Estado y del Municipio y hasta de militares, que emprendieron acciones de auxilio ante la emergencia, pero nos falta mucho para que contingencias naturales como la ocurrida no derive en tragedias y con tantos daños a viviendas, con incalculables pérdidas para tantas familias.
Primero que nada, la próxima administración municipal deberá ir más allá que tapar baches ocasionados por la torrente en calles y avenidas, convertidas en ríos o publicitar trabajos cosméticos en canales, que desazolvados un día, al otro lucen llenos de basura

Por supuesto que el próximo presidente municipal tiene ante así mucho trabajo para recuperar prácticamente tres años perdidos por una Célida López Cárdenas obsesionada en el retrovisor; en sus beligerancias y frivolidades declarativas, así como en sus proyectos políticos personales o vociferar insultos y desprecios a diestra y siniestra.
Como sea, algo de fondo debe hacerse para que los hermosillenses no estemos con el Jesús en la boca cada vez que llueve y en cambio, estemos como en muchas otras ciudades del país sobre las cuales cae mucha más lluvia y no causa tantos estropicios en la vida comunitaria.
Es por eso que “El Toño” tiene toda la razón al subrayar que “no podemos tener resultados distintos, si seguimos haciendo las mismas cosas. La infraestructura y limpieza serán una prioridad de la próxima administración municipal”.
Miren, el último presidente municipal de Hermosillo que le entró a obras que no se ven, como son las de drenaje, de drenaje pluvial, de agua potable o acciones en comunidades rurales, fue Ernesto Gándara Camou, que en el caso de Javier Gándara solo fueron para embellecer el bulevar Kino, en tanto que Manuel Ignacio Acosta destacó en materia de urbanización, en tanto que la Célida se dedicó a medio tapar baches o atenerse a las acciones e inversiones del gobierno estatal en vialidades y demás infraestructura urbana.

Desde el sábado por la tarde, la gobernadora Claudia Pavlovich instruyó atención inmediata de parte de la Unidad Estatal de Protección Civil y de la Policía Estatal de Seguridad Pública, para en coordinación con la instancia municipal y la Guardia Nacional operando en el marco del programa DNIII, brindar auxilio a familias y personas en situaciones de riesgo.
También de destacar el compromiso de las diputadas electas Ely Sallard, Karina Zárate y Alejandra López Noriega, quienes acompañadas de sus equipos desde anoche recorren sectores afectados y seguramente desplegarán sus capacidades de gestión para atender necesidades inmediatas, que ya como diputadas en funciones podrán formular y acompañar al alcalde Astiazarán en las soluciones de fondo.
De los legisladores en funciones o de esa tercia electa de Morena el mes pasado, pues en el primero de los casos no han servido para maldita la cosa y es natural su desapego a la gente que representan en el Congreso del Estado, en tanto que los segundos, a lo mejor siguen empachangados y no están para perder tiempo en fruslerías populistas.
No podemos dejar de lado la irresponsabilidad de no pocos hermosillenses cuyo comportamiento estúpido quedó registrado en las benditas redes sociales, como es el caso de ese animal que seguía la navegación de un niño que en una bandeja era arrastrado por la turbia corriente o esos “intrépidos” que a bordo de cuatrimotos por poco son arrastrados por la corriente del Río San Miguel a su paso por San Pedro, y así por el estilo.

Por lo demás, ya se habrán enterado que el presidente Andrés Manuel López Obrador anduvo en el norte noroeste de Sonora y tres cosas marcaron su agenda: una de ellas es el ponche que le recetó a base de bolas bobitas el alcalde de Sam Luis Río Colorado, Santos González Yescas, a quien hay que reconocer que no es cualquier cosa pasarle tres straiks a quien se la pasa alardeando sus habilidades para el “macaneo”.
Más hábiles en esos menesteres la gobernadora Pavlovich y el electo Alfonso Durazo, quienes pudieron devolver las aspirinas que les pitchó el munícipe sanluisino, en el marco de la parafernalia con motivo de la inauguración de un estadio de beisbol en esa comunidad.
Lo otro que nos llamó la atención es que en su visita a Caborca, recibió efusiva bienvenida de parte de uno de los grupos del crimen organizado, porque no creemos que por el contenido de los mensajes sean de parte de ciudadanos decentes, con un par de narcomantas, una de ellas frente al mismo palacio municipal, en las cuales amablemente le piden ponga en orden a un grupo adversario.
Bueno, suponemos que a pesar de que esas mantas fueron removidas rápidamente, el destinatario recibió el mensaje en el cual se ponen nombres y apellidos de famosos liderazgos del narco en esa caliente región de Sonora, sin que tengamos confirmación si como respuesta les envió muchos abrazos.

La tercera cosa destacable de la gira presidencial, es que el sociópata inquilino de Palacio Nacional, se comprometió ante la gobernadora de equipar el nuevo Hospital General de Especialidades de Sonora y regresar en las próximas semanas para inaugurarlo juntos, antes de que finalice la actual administración estatal.
Se supone que antes del 13 de septiembre López Obrador volverá para inaugurar una obra señera de la administración estatal y que se ha mantenido a medias porque el gobierno federal suspendió la entrega de recursos comprometidos desde diciembre del 2018 y ojalá ahora si cumplan luego de varios anuncios respecto a esa aportación de recursos financieros para su equipamiento.
Pues a fin de cuentas qué bueno que se concluya y se ponga en operación a ese hospital de vanguardia en el noroeste del país, que construido en mayor medida con recursos estatales, pasará a manos de del IMSS para su operación, según anuncio que hizo hace unos días el mismo presidente, quien por lo visto se desvive en beneplácitos por la constructiva relación institucional con la mandataria sonorense, de lo cual deberían tomar nota los trogloditas del morenismo regional.

Y todo indica que el Covid-19 avanza en un nuevo ramalazo en contra de los sonorenses al aumentar el porcentaje de positividad de contagios, así como la ocupación hospitalaria y casos graves y críticos, sin que el avance del plan de vacunación sea fuente de tranquilidad y certidumbre.
A como están las cosas, de acuerdo a esas tendencias, se avecina mucho trabajo para el titular de Salud, Enrique Clausen y su equipo, así como para funerarias, ya que importantes sectores ciudadanos insisten en retar al destino llevando como apuesta su buena salud y su vida.