Durante todo el tiempo que llevan los bloqueos de la Tribu Yaqui, en el tramo de la carretera federal 15 que pasa por su territorio, los yoremes señalan como el eje central de su demandas la cancelación de la operación ilegal del Acueducto Independencia, una vez que la alcaldesa de Hermosillo ha propuesto conectarle a dicho acueducto un ramal urbano para bombear agua a los ambiciosos negocios inmobiliarios que se proyectan al norte y oriente de la ciudad capital
Alberto Vizcarra Ozuna

Durante todo el tiempo que llevan los bloqueos de la Tribu Yaqui, en el tramo de la carretera federal 15 que pasa por su territorio, los yoremes señalan como el eje central de su demandas la cancelación de la operación ilegal del Acueducto Independencia, una vez que la alcaldesa de Hermosillo ha propuesto conectarle a dicho acueducto un ramal urbano para bombear agua a los ambiciosos negocios inmobiliarios que se proyectan al norte y oriente de la ciudad capital. La demanda se la reiteraron en un documento leído por la autoridad tradicional de la Guardia de Vícam, en la estancia del presidente este jueves 6 de agosto en dicha guardia, donde se firmó un pacto simbólico denominado Plan de Justicia para los pueblos yaquis.
Ese mismo día apareció en los principales periódicos de la región, un desplegado dirigido al presidente, quien el día previó durmió en el cuartel militar de ciudad Obregón para dictar su conferencia mañanera en el mismo sitio. El desplegado es firmado por autoridades tradicionales de la Tribu Yaqui, por organizaciones de productores rurales, por el Distrito de Riego, por diputados locales, federales y presidentes municipales de MORENA, del PRI, del PT, del PES y del MC. Todos coincidiendo en la demanda de que, en apego a la ley y al Estado de Derecho, se cancele el Acueducto Independencia y se promueva una política de unificación en torno a la gestión de más agua con el proyecto de la desaladora Guaymas-Empalme-Hermosillo.
En la misma conferencia mañanera, un periodista local le señaló la situación de ilegalidad en la que se encuentra operando el acueducto y las afectaciones de esto para la Tribu y para el Valle del Yaqui que alguna vez alcanzó el merecido mote de granero de México. Por más de una semana, previo a la visita presidencial, los medios locales estuvieron cubriendo declaraciones y entrevistas con este tema estratégico y de vital importancia para Sonora. Ese mismo día en la mañana, los medios regionales cubren la noticia de que un grupo de yaquis presentó una demanda a los funcionarios responsables de las delegaciones de SEMARNAT y de CONAGUA que indebidamente le otorgaron permisos ambientales y de paso a la construcción del acuaférico de la ciudad de Hermosillo que se proyecta conectar al ilegal Acueducto Independencia.
Nada de esto fue suficiente para que al presidente le mereciera una sola mención el problema del Acueducto Independencia. Parecería que se impuso el encargo de hacer del acueducto la palabra prohibida durante su estancia en el sur de Sonora y con la Tribu Yaqui. Y lo logró. En este como en otros momentos comprometidos, el presidente huye y usa las evocaciones históricas como un refugio en donde él se reivindica y en esta ocasión también reivindicó a los yaquis. Les dio su lugar en la historia, pero los sacó del presente. Ordenó la formación de una comisión especial que revise y haga el replanteo de la situación territorial, del agua, de los paquetes asistencialistas relacionados con las necesidades de la tribu, pero ninguna decisión ejecutiva concreta. Le dio forma a la frase que se convirtió en axioma en la burocracia del pasado: cuando no quieras resolver un problema, crea una comisión.
Los yaquis no han carecido de reivindicaciones históricas discursivas, más bien han recibido demasiado de eso. No olvidan las agresiones y los agravios de porfiriato, pero también saben que el espíritu de desprecio y racismo de personajes como Porfirio Díaz, se replica en los intereses que ahora ilegalmente desvían las aguas del Río Yaqui por el mal llamado Acueducto Independencia y así se lo hicieron saber al presidente en la Guardia de Vícam Pueblo.
En la lucha por la defensa de las aguas del Río Yaqui, el pueblo yoreme se mantiene unido con los productores rurales y con todas las fuerzas políticas y sociales del sur de Sonora. Todos esperábamos que el presidente hiciera suyo este sentimiento de unidad y lo tradujera en acciones concretas, pero a pesar de que en más de una ocasión se le puso el elefante enfrente, él no lo quiso ver.

