Para ser mujer de la tierra, no es solo hablar de ella, es caminar con ella. Dedicada a las mujeres del campo, a estas madres que de piel curtida por
Para ser mujer de la tierra, no es solo hablar de ella, es caminar con ella. Dedicada a las mujeres del campo, a estas madres que de piel curtida por el frio, el viento y el sol. Gracias por enseñarme con su ejemplo la sencillez y belleza de la vida. Con inmenso amor y gratitud a las Mujeres Mazahuas, mujeres de gran humildad.
Mujer del campo, mujer de belleza sencilla, pero con una grandeza especial, Mujer- Madre que desgrana la semilla, limpia y siembra la tierra. Honro tu vida con mi escrito a ti mujer que cantas en los arroyos, que lavas la ropa en los manantiales, que tejes mientras pastoreas los animales en el campo, a ti que sacas el pecho ante la gente para alimentar con tu leche, a ti que trabajas la tierra bajo el sol, bajo la lluvia, entre el cielo y la tierra.
A ti que de madrugada te levantas a llevar el maíz al molino y haces tus tortillas y llamas a tus hijos alrededor del fuego para calentarlos en una mañana fría. A ti mujer que cargas la leña para atizar el fuego en tu espalda, tú que conoces las plantas de curar, sabes de lo amargo y lo dulce de la vida, sabes de la inocencia y de la rectitud. Mujer que sabes del silencio y que tu voz no necesita ser fuerte, para ser escuchada.
Mujer que como tú no hay dos, tú que rehaces la iglesia de tus abuelos con tu canto y guardas las memorias de tus ancestros y cargas las piedras para poner el cimiento y eriges el muro que será la casa de tus hijos, tu qué haces el fuego, llevas la comida a tu hombre que desde temprano va a trabajar al campo.
Madre, mujer, guía, leñadora, pastora, comadrona… MUJER parturienta en tiempos de guerra.
@Libro Camino a casa – Jerusha

