Quien se presume como uno de los principales asesores de la remanencia padrecista que se asentó en la Loma de Bácum para montar la disidencia en contra del paso del gasoducto por ese pueblo del territorio yaqui, advirtió que los huachicoleros podrían hacer acto de presencia en esa zona para robar combustible del oleoducto que desde hace décadas pasa por esa región. Días después de la advertencia, el 17 de junio por la mañana, el oleoducto fue incendiado en un sitio cercano a el área de influencia de los del grupo opositor al gasoducto. Para algunos, lo dicho por el asesor, más que advertencia pudo haber sido una amenaza
Por Alberto Vizcarra Osuna
Quien se presume como uno de los principales asesores de la remanencia padrecista que se asentó en la Loma de Bácum para montar la disidencia en contra del paso del gasoducto por ese pueblo del territorio yaqui, advirtió que los huachicoleros podrían hacer acto de presencia en esa zona para robar combustible del oleoducto que desde hace décadas pasa por esa región. Días después de la advertencia, el 17 de junio por la mañana, el oleoducto fue incendiado en un sitio cercano a el área de influencia de los del grupo opositor al gasoducto. Para algunos, lo dicho por el asesor, más que advertencia pudo haber sido una amenaza.
El robo de combustible a los oleoductos de PEMEX, es uno de las principales fuentes de financiamiento del crimen organizado, estructura que opera como un ejército paralelo y elemento aleatorio en operaciones de desestabilización y terror. Su cometido en este caso, no era solamente ordeñarle combustible al oleoducto, sino principalmente incendiarlo. Con esto -a sabiendas o no- le prestaban un servicio al asesor técnico que encubierto en sus atuendos académicos propala leyendas y mitos en torno al gasoducto definiéndolo como infernal y como culebra de fuego.
Cuando sentenciamos que no jueguen con mentes criminales, no estamos recurriendo a una imagen literaria, más bien es una referencia literal. El efecto práctico del incendio del oleoducto es mandar el mensaje de que también podrían incendiar el gasoducto y luego usar el hecho como una corroboración de la peligrosidad sugerida por las vitriólicas admoniciones del asesor técnico.
El guión en curso, rebasa el ámbito de quienes están en el círculo de la codicia, esto es el asesor y el grupo de gentes que retroalimentan la ilusión de que le sacaran 200 millones de pesos a la compañía constructora del gasoducto para entonces sí admitir que no es peligroso. El diseño de quienes mueven los hilos detrás del telón tiene alcances mayores, de corte regional y nacional. Los hechos violentos ocurridos en octubre del 2016, en la Loma de Bácum, con el incendio de vehículos, el uso de armas de fuego y la muerte de un miembro de la Tribu Yaqui, como ahora el incendio del oleoducto, son indicios claros de se procura un clima de terror que desestabilice al gobierno de Sonora y finalmente le impida a la CFE disponer de un insumo, como el gas natural, que le abarate los costos de producción de energía eléctrica.
La codicia ha hecho que se construyan quimeras temerarias con relación a las cuestiones técnicas y jurídicas implicadas en la operación del gasoducto. Que no sea esa misma codicia la que termine por convertirlos en los proverbiales tontos útiles de una operación política diseñada para hacerle daño a la Tribu Yaqui, a Sonora y al país.